Su madre lo vio dirigirse al dormitorio y beber un jugo, que era un potente alucinógeno que se obtenía al hervir una flor llamada la Trompeta del ángel. Recordó a los Fariseos, cuando le preguntan a Jesús: ¿Por qué no te lavas las manos antes de comer? Lo que contamina al hombre, no es lo que entra, sino lo que sale de él, respondió Jesús. Escuchó un ángel tocar una larga y fina trompeta. Fue al jardín a buscar unas podadoras.
El horror de su madre fue inmenso al encontrarlo sangrando. Acababa de cercenarse el pene y la lengua con las tijeras.
Nibanianos 49168 visitantes (101125 clics a subpáginas) que vinieron hoy