persusnibaes - Ángel Eléctrico
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           Gustavo corría entre los escombros de la gran ciudad destruida, saltó sobre unos vidrios y avanzó por entre unas columnas desplomadas, en el cielo oscuro la noche duraba todo el día y ya nunca más habría claridad.
En la Tierra los climas estaban vueltos locos, o llovía durante dos años o no llovía en cinco. Después de la última sequía era imposible encontrar agua, y ya no se podía salir al exterior porque la radioactividad lo pudría todo. Alteraba el aire con un viento radioactivo que era tan fuerte que convertía las cosas en peligrosas esquirlas.
Aun así Gustavo corría entre las calles destruidas y los edificios desplomados buscando agua, la tempestad ya parecía un paisaje habitual...
En la antigua plaza junto a un árbol enfermo color sodio, cayo un ángel eléctrico, en el cielo se podía ver una batalla astral como miles de años antes se vieron sobre Siberia. Sin saber quienes peleaban ni porque, solamente la belleza irónica de la muerte sobre el fondo estrellado.   Rayos azules explosiones púrpuras, era un espectáculo digno de observar si no fuera por la lluvia ácida.
Gustavo se acercó al ángel eléctrico y este con los ojos cerrados parecía muerto, aunque aun tenia esa replandecencia azul en el cuerpo, Gustavo supo que aun estaba vivo.   Bajo un ala tenia el destello de un impacto y su resplandor se perdía poco a poco.   Se acercó para ayudarlo y observarlo bien, entonces un gran acorde en el cielo rompió el unísono de la batalla astral y a lo lejos otro ángel eléctrico cayó.
El nuevo acorde despertó al ángel y este moribundo miró a Gustavo con sus ojos celestinos.   Comprendió que la herida bajo el ala dolía mucho y trató de acercarse a ayudarlo, pero este le advirtió que no lo haga, por la estática y tenia razón, al tocarlo se hubiera quemado.   Entonces buscó algo con que cubrirlo y fue donde el otro ángel caído. Al llegar donde este que estaba muerto vio que sus ojos celestino se apagaron.   No comprendía como un ser tan hermoso podía ser aniquilado de esa manera.   Luego con una lona plástica se protegió para ayudar al herido.   En el cielo la sintonía de la lucha se dejaba escuchar en todas partes, a pesar de la gran altura de la batalla.   Los sonidos eran también hermosos y un nuevo acorde se escucho en el cielo, el ángel le explicó que era la destrucción de un nido estelar y significaba que estaban perdiendo la batalla.
Una guerra desconocida que por alguna razón se libraba sobre la tierra y había destruido toda la civilización.   Por los días salía un Sol tenue que no otorgaba luz sino que se veía su resplandor de sus circunferencias entre las nubes producidas por las explosiones de la batalla. Hubiera besado su sombra si la tuviera, y con un paño limpió la herida del ángel eléctrico sin tocarlo, entonces pidió que le acercara un fruto del árbol color sodio. Este lo hizo y trajo un fruto rojizo y jugoso. El ángel comió y untó la herida con el jugo, se retorció con la picazón que el jugo le produjo y trató de reincorporarse, así Gustavo pudo sentir la radiación que el ángel producía.  
Juntos fueron hasta el ángel muerto y lo enterraron bajo unos escombros y observó que la herida del ángel cicatrizaba rápidamente bajo la enorme ala del ángel herido. Comieron frutos del árbol color sodio, sentados junto a la seudo tumba del ángel muerto. Le contó la historia de su estirpe y él la historia de la humanidad al ángel.   Nadie sabía porque se libraba esta batalla en esta parte del universo y en realidad el ángel le pidió disculpas por todo lo acontecido, en nombre de los suyos por destruir su planeta pero ya no había marcha atrás.   Regaló a Gustavo una de sus plumas, la cual nunca perdería su fosforescencia y aparte de la tristeza que vio en sus ojos al ver la destrucción a su alrededor, dijo que no podía hacer nada. Luego el ángel se paró y se fue y Gustavo siguió su búsqueda de agua, corriendo entre las ruinas de la gran ciudad.
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