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Cuerpo desnudo,
penumbra entre las sábanas,
tu secreto era sólo mío y
ya no lo es.
Golpeando y golpeando,
a tu canto,
puerta que se abre.
(Y no me olvido que ella debe ser
el ángel de la profecía,
aquel conjurado hace siglos
en los bosques de Nahuel Huapi.
Ella cantaba y ahora la escucho)
¿Como pronunciarte
sin que duela hasta a los huesos?
Tu voz deber ser;
Pura como el cristal,
fina como la sal,
y tus gemidos
el nuevo sonido de mi nombre...
¿Como pronunciarte?
Sin que la carne se desgarre
y duela el frío
y la lluvia extrañe.
Ángel en la cama,
imagino que estas por venir…
Conjuro,
en esa isla brumosa,
años antes que nacieras,
así,
hermosa.
¡Yo te pedí!
Te llame a los aires,
con mis canciones,
te pedí a las viejas Machis,
entre los brujos.
Eres lo que necesito
para escribir…
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