No quiero ver Viejos Pascueros gordos,
ni árboles adornados con luces de Navidad.
No quiero que traigan Noches de Brujas,
ni conejos y huevos de chocolate,
ni formulas para adelgazar.
No quiero que vendan a mi gente,
cosas que no les sirven,
ni fiestas que no pueden comprar.
No quiero que la Tierra se desangre,
y después no haya donde sembrar.
Que se extinga el Quebrantahuesos,
y el Pingüino
no tenga donde emigrar.
No quiero ver niñas anoréxicas,
y personas felices
fingiendo en Televisión.
No quiero,
que comercialicen la guerra,
y en la Bolsa de Valores
vendan la muerte al mejor postor.
¿No ven que los naipes son de mentira?
¿Qué no escuchan en Mogadishu el hambre clamar?
¿Cómo no ven que las columnas se vienen abajo?
¡Que no hay tiempo para esperar!
Tu dices;
“Que mi poema es como un lamento,
que es como una declaración.
Que mi poema no tiene forma,
que es como un grito de desesperación”.
Yo te digo;
“Es que ya no hay tiempo para metáforas,
las alegorías no sirven,
y no sirve la imaginación”.
Cuando yo veo que los pilares se derrumban,
la Ciudad de Naipes cae,
y con ella la civilización.
...Mientras los niños,
piden dulces por las casas
disfrazados de monstruos.
Jesús es cada vez más rubio,
y los señores multimillonarios brindan,
con señoritas de hermosas piernas,
y toman vino de exportación...
Punta Arenas
28092005