|
|
|
|
|
|
Mi Cíclope apretado,
quería explotar.
Tú, de cuatro
gritabas al viento
a punto de acabar.
La luz a media luz
mostraba tu enorme trasero,
larga espalda,
hermoso cabello.
Y cuando vino el orgasmo,
fue como un tren que descarrila.
Como un camión
que entra en la pequeña cueva.
Sentí un espasmo,
delirio de morbosidades,
aferrado a ti.
Fue como eyacular tripas.
Había entrado
a otra parte.
Como si con acido
me abrieras en dos.
Las sábanas,
puños,
pezones duros.
Pensé que había
eyaculado sangre.
Los coágulos caían en la cama,
la sangre manchaba mis manos,
y tu carne.
Después supe,
que mi delito
fue matar la virgen,
y que tu velo
se había roto,
más adentro,
donde solo yo
entro.
|
Nibanianos 47056 visitantes (97938 clics a subpáginas) que vinieron hoy
|
|
|
|
|