A las vanguardias de forma, véase Creacionismo, Constructivismo y otras, se superponen las vanguardias de fondo, Antipoesía y Poesía Erótica, de Parra y Rojas respectivamente, ya que el fondo es más trascendente a la forma, que se desvanece al ser traducida y pierde sentido al ser interpretada. Así la ruptura de la Antipoesía se ve atravesada por influencias propias del Creacionismo y el Constructivismo, en la dimensión liberadora de estos, entiéndase Neologismos y Regionalismos, así como también en simbiosis con los Erotismos, Indigenismos, Feminismos, Bisexualismos, Ambientalismos y otros, propios de la Literatura Occidental actual.
De toda la innovación y ruptura que fue la Antipoesía y el análisis que se desprende de ella, lejos está de agotarse y extinguirse, por el contrario, pulula una nueva Antipoesía sexual, lejos del canon de la musa y la ninfa, propio del Modernismo y Romanticismo. Es una Antipoesía Erótica que tiene su base en la Teoría de la Antimusa, y el Antiaplauso, una Antipoesía Tecnofatalista, que pensada desde la Alteridad, el Decontructivismo y la Analéctica, gestan una nueva estética, rompiendo con los paralelismos que aun ligaban a la Antipoesía con las Poesías Clásicas.
La Teoría de la Antimusa no busca la seducción sentimental de las mujeres/hombres, (entiéndase no el machismo hombre-opresión-mujer, sino, una actitud activa y viril sexualmente que también puede ser la de una mujer en una relación lésbica o uno de los dos amantes gay) no ve a la mujer/hombre como una fuente de perpetuidad, ni de respeto. La Antimusa es la mujer/hombre postmoderna; anticonceptiva, individualista, independiente económica y moralmente, promiscua y liberal. Entonces ya no es objeto de fraternidad ni de cariño, pero no deja de ser objeto de deseo. Es objeto, vuelve a la mujer/hombre objeto de posesión sexual momentánea, fugas, desechable como el mundo en el que vive. Las feministas se volverán locas con esta Antipoesía, pero es el resultado de lo que ellas quieren, una respuesta machista, que ya no es poética, ya no se habla de amor y si se nombra, se baja al nivel del deseo animal, del acto sexual por placer, como mecanismo de defensa, como respuesta al Postmodernismo Occidental.
Esta Antipoesía Erótica no le canta a las mujeres su belleza frugal, le grita a la joven mujer que será poseída sexualmente, no canta una noche romántica de pasión, invita a una noche de lujuria, sadomasoquismo y drogas, a una orgía carnal y liberadora, siempre buscando cánones de belleza Postmodernos, diferentes a lo Poético, entiéndase; androgénia, anorexia, frialdad, pasión y morbo descomprometidos, dando a las feministas lo que quieren, libertad.
En ese sentido el libro “Piernas” nace de estas experiencias y meditaciones, de una necesidad de expresión Poética en otros códigos, otros intereses, donde la inspiración está en el deseo, la pornografía, la Internet, la sexualidad del Macho Cabrío, etc. y ve a la mujer/hombre como objeto de posesión-belleza-placer-liberación. Rompe con las tradiciones Poéticas, se sube a los hombros de la Antipoesía para decir; “Ven abre tus piernas, ponte lencería y forniquemos la noche con hachis y cerveza, mañana ándate desahogada, no me vas a ver más”.
En síntesis, la Antipoesía Erótica se presenta como una vanguardia de fondo, que admite Creacionismos y Constructivismos de forma y Poéticas periféricas como Indigenismos, Erotismos, Bisexualismos, etc., que busca un nuevo lenguaje para mostrar una nueva belleza, Postmoderna, Occidental y Globalizante, como respuesta al mundo contemporáneo individualista y neoliberal, como evolución en un sentido (veo muchos, el Tecnofatalismo mencionado por ejemplo también) de la Antipoesía Parreana.
11112007