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Quédate
y busca,
la profundidad de la noche
en mis ojos.
La tristeza azul,
derramada en palabras.
Las verdades rojas,
y las penas celestinas.
Busca en mi,
al niño que logró nacer.
Aquel, que conocía los mapas solo.
Aquel, con quien no querían
los otros niños jugar.
Busca ese poema,
aquella flor marchita,
aquella tarde de verano,
aquel delirio.
Busca en mi alma,
tu alma.
Y encuentra al hombre,
que quiere viajar a otros planetas.
Ese, a quien fascinan las pirámides.
Que no sabe amar,
que no sabe decir gracias.
Aquel rufián,
antropófago,
inútil,
bastardo,
y vicioso.
Ese, que daría el cielo,
sus canciones,
y sus cuentos.
Sus palabras,
sus besos,
y su sexo,
su guarida...
Ese, que amamanta ilusiones.
Que piensa claro
Que esconde detrás de sus ojos,
de un color desconocido
como dices tu.
Aquel pasado tardío,
aquella pérdida,
aquel espanto de juventud siniestra,
de pólvora,
de hastío.
Ese, que deambula solo,
por calles largas,
como tentáculos de Pulpo.
Calles en bajada,
siempre pobre,
siempre en calles de Melipulli.
Ese, que no calla,
que no cree
en mentiras milenarias como iglesias.
Que no tiene vergüenza,
que solo tiene amigos.
Ese, que daría su sangre,
porque lo encuentres,
y te quedes...
Río Negro
29092003
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