Eres y fuiste carne para perros.
Porque quise que tus manos hermosas,
acaricien la silueta del rostro en un niño dormido,
y no que busquen en el fundillo sucio
de cualquier pelafustán borracho.
Carne para perros,
y tu humedad oceánica,
saciará la sed de muchos otros
y de varios otros perros más.
Que te devorarán rápidamente
como si fueras cualquier basura.
Y tu gozaras
Sin darte cuenta,
que ya no eres mi ángel,
sino el mismo demonio
que se viste de ti y baila.
Mientras yo seguiré
tratando de leer las nubes,
buscando saber cuando cambiará la marea.
Seguiré leyendo las sombras,
pero ya no alimentándome de tu carne,
mientras aún espero
en las profundidades del mar
encontrar mi palacio de cristal.
Osorno
11042004